Hoy, he recibido un mail de uno de vosotros. Hace tiempo que nos conocemos, pero no nos hemos visto nunca. Él, es Poeta. Y creo que merece la pena colgarlo aquí, por lo que transmite, y porque, cuando acabeis de leerlo, quiero lanzaros una pregunta.
Durante todo el día estaba deseando poder tener mi ración de placer, pensando y soñando en todo lo que he leído. De siempre he tenido algo especial por tí, quizás sea morbo, deseo, pasión, el querer lo que no he podido tener, siempre me has parecido dulce, tierna, inquieta, coqueta, sensual... tenía ganas de volver a tocarme pensando en tí.
Quería que fuera algo especial. Me tumbé en mi cama, la ventana un poco abierta ... dejé que mi mente, que mi imaginación, fluyera a su albedrío. En mi mente tu imagen. De repente te ví junto a mí con un vestido blanco con tirantes, pelo recogido en una cola, poco maquillaje pero el suficiente para ser apreciado en las distancias cortas. Me puse a tus espaldas y empecé a besar tu hombro derecho, ayudando al tirante a caer lentamente; besaba tu hombro mientras una retahíla de mi saliva marcaba el camino por donde pasaba, siendo evaporada ésta por el calor que emanaba tu piel. Seguía besandote a tus espaldas, intentabas girarte para mirarme pero yo te lo impedía, mi mano izquierda se acercaba a tus senos, entre nerviosa e impaciente por tocar tu pecho desnudo, acariciar tus pezones, sentir tu latir en mi mano. Me dirigía a tu oreja, tu cuello, mi sexo se levantaba poco a poco, no quería dejar de besarte, de sentir tu respiración acompasada por el ritmo de mis besos y de como acariciaba tu piel, fresca, ardiente, suave, deseosa de ser tocada y besada. Con medio vestido fuera te dí la vuelta y mis labios se marcharon a tu boca, como queriendo quitarte ese pequeño carmín que aún tenían. Mi boca estaba deseosa de no cesar de besarte, de poder degustar el dulce almíbar de tu boca. Mis manos se marchaban a tus senos mientras tu vestido caía al suelo, nuestras lenguas se rozaron tímidamente pero a la vez deseosas de rozarse, como si fuera el preámbulo de lo que acontecería.
Te llevé al sofá. Allí tendida seguí besándote; tu cara, tu cuello, tus pechos... Jugueteaba con tus pezones entre mi lengua, ensalivando cada rincón de tu cuerpo, poco a poco seguía bajando haciendo círculos con mi lengua por tu ombligo, quería llegar a tu sexo. Tan sólo una fina braguita era la efímera barrera que me separaba de ese placer, deseaba besarlo, acariciarlo, hacerlo mío y llenarte de placer. Con un movimiento pélvico me invitas a que te desprenda de tu braguita, mientras poco a poco me quito mi camiseta, mi pantalón y me quedo a tu mismo nivel. Bajo mi cabeza a tu sexo y empiezo a ensalivarlo, lo beso primeramente como si se tratara de una carta de presentación, mi lengua sale para inspeccionar, hago círculos, succiono, saboreo.
Mientras me centro en tu sexo mis manos masajean levemente tus pechos, subiendo hasta tu boca, como no queriendo dejarla desnuda. Intento en cada momento que la tengas ocupada. Mueves tu cadera poco a poco mientras sigo centrado en tu sexo, que se humedece en una mezcla explosiva. Eso me excita, y el oírte gemir lentamente me fascina. Subo rápidamente hasta tu boca besándote alocadamente, mientras tu con tu mano tocas mi pene, duro, y deseoso de tu habilidad. De repente, te pones encima mío, te quitas la cola de tu pelo, y empiezas a besarme. Ahora pareces decirme con tu mirada que eres tu la que quiere mandar en la situación. Mientras, muerdes el lóbulo de mi oreja y me miras con tus ojos picarones. Mi boca se queda seca de la tensión, del deseo, tengo una mezcla de entre querer acabar para dar rienda suelta a mi pasión y no querer parar nunca. Poco a poco me excito más.
Mi pene está más duro y noto como el riego sanguíneo puede correr por el. Tu sigues besando mi cuerpo, ahora es tu lengua la que me inspecciona, preparandose para bajar a mi pene. Me quitas con tu boca mi slip, a traves del cual se podía ver la figura de mi duro pene. Lo coges con tu mano y me sigues mirando con tus ojos picarones, agachas tu cabeza y me la empiezas a chupar.
Noto cada movimiento de tu lengua, como se introduce en tu boca mi pene. Mi cuerpo recibe pequeños impulsos, mi deseo no parece acabar, deseo que sigas haciendome la felación pero tengo ahora celos de mi pene porque en él se concentra tu boca, quiero tu boca, quiero besarla largamente. Mi pene cada vez está más tenso, más duro, noto como parece que se me va, levantas tu mirada a mí y te invito a que me lamas el cuerpo. Esparces tu lengua savia por todo mi cuerpo, mi pene está para reventar pero deseo besar tu boca, sonrosada por la pasión.
Nuestros cuerpos desnudos parecen confundirse en una mezcla de sexo, cariño, pasión, un olor a saliva, a ternura. Mientras estas encima mío me vas masturbando suavemente y a la vez soy yo quien acaricia tu espalda. Poco a poco noto como te rozas contra mí, y como me dices al oído... "hazme el amor". Como un resorte actúo. Tras ponerme el condón y humedecer tu sexo, introduzco mi pene. Te pregunto si la notas dentro y me dices que sí. Poco a poco, como si se tratara del arrancar de un tren, empiezo a moverme, como si fuera de un baile de salón. Cada vez necesito más rapidez, me lo pide mi cuerpo, me lo pide tu cuerpo. La postura del misionero deja paso a que tu te pongas encima mío, me encanta esta postura, poder ver tu cara y sentir como eres tu la que ahora marcas el ritmo. Te tomo de tus caderas como invitandote a que vayas con más rapidez. Mueves tus caderas con más rapidez, toco tus pechos duros, mi respiración cada vez es mayor, estoy apunto de correrme, quiero correrme a la par que tu.
Mandas parar el ritmo. De nuevo incrementas la rapidez. Parece el definitivo, eres tu la que mandas sobre mí ahora, el placer está apunto de llegar. Ahora eres tu la que cerrando los ojos pareces concentrarte en el éxtasis. Yo empiezo a emitir pequeños sonidos, estoy apunto de correrme, sigues con más ritmo "sigue corazón, sigue" te digo entre asentamientos de tu cabeza "no pares ahora cariño, quiero que te guste" te sigo repitiendo...
Mi pene va estallar. Los dos casi sincronizados llegamos al orgasmo, un orgasmo prolongado y duradero. Acabas en mis brazos, entre mis labios, besandote con ternura, con pasión, con cariño ... Eso ha sido mi imaginación con todo lujo de detalles, me he vuelto a masturbar pensando en tí. Hacía un tiempo que no lo hacía, me gusta esto de poder ser sincero contigo en este campo, y creo que desde hace tiempo lo sabes jejeje vamos desde el principio, espero que no te haya molestado cielo... Bueno ahora me voy a dormir ahora que estoy relajado, aunque una vez leído lo que escrito quizás tenga que ....
Y ahi termina el mail. Seguro que hay a quén le molesta que se masturben pensando el ella. Para mi, la imaginación es libre. Y lo encuentro precioso. Vosotros, que pensais?