viernes, 3 de abril de 2009

Brownie



La hora de comer en el trabajo da para mucho. Aunque casi siempre acabamos hablando de sexo. Y aunque empecemos hablando de comida, siempre acabamos hablando de sexo. El otro día hablábamos sobre adicciones. No recuerdo muy bien como salió el tema, pero acabamos hablando sobre si el chocolate substituye o no al sexo, porque una compañera dijo que ella era adicta al chocolate. Otra compañera decía que ella comiendo chocolate, nunca había sentido el mismo placer que practicando sexo, y que eso debería ser que no era adicta al chocolate. Otra dijo que ella no era adicta a nada, pero que se mordía las uñas. Y yo dije que soy adicta al sexo, y se rieron. Se pensaban que bromeo…

Total, que una compañera y yo decíamos que nunca habíamos sentido lo mismo con el chocolate que con el sexo… Hasta el día después que lo probé: el brownie. Pero no un brownie, si no EL BROWNIE. Hecho por fuera, blandito por dentro, el chocolate ni demasiado amargo ni demasiado dulce, caliente… Cada cucharada en la boca era un cosquilleo por todo el cuerpo. A medida que iba comiendo iba queriendo más. La respiración se aceleraba, mi cuerpo temblaba. Y al día siguiente decidí compartirlo con mis compañeros. Algunos de ellos seguían pensando que no podía ser. Una me dijo: no puede ser que comerte el brownie haya sido como uno de tus mejores polvos. Yo no he dicho eso, querida, le dije yo, a eso no se parece, pero sí que se parece a uno de los peores… Y es que hasta de lo malo, puedo sacar algo bueno.

2 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

mmm bueno, y digo yo, se puede ser adicta a las dos cosas?Aunque bien es cierto que ultimamente disfruto mas "plenamente" del chocolate que de lo otro. Decidido, mejor el chocolate :)